El protocolo de maltrato es un conjunto de actuaciones que han de ser impulsadas desde el propio centro educativo con el común objetivo de la convivencia escolar.
En este sentido, debe entenderse el protocolo como una propuesta de actuaciones básicas que cada centro, en virtud de sus particulares circunstancias y en el marco de las normas de convivencia establecidas, puede ampliar y profundizar. En lo que el maltrato entre iguales en particular, y la violencia en general, se refiere, es aconsejable emprender acciones para sensibilizar a la comunidad educativa y para estimular su participación -y principalmente del alumnado- en la toma de decisiones y en la elaboración de normas, para hacer más eficaz la organización del centro docente, para identificar los conflictos y crear estructuras adecuadas para su tratamiento, y para trabajar con el alumnado, tanto grupal como individualmente, en el fomento de actitudes de respeto y en el ejercicio de valores de tolerancia, aceptación de sí mismo y de los demás. Con este protocolo se pretende que el profesorado y los centros educativos tengan orientaciones claras sobre los pasos a dar, teniendo como primer elemento de importancia la labor preventiva. En él se especifican los procedimientos necesarios para identificar los casos de maltrato, para adoptar medidas inmediatas, para intervenir de manera coordinada, tanto dentro como, en su caso, con apoyos y agentes externos, y por último, para registrar y notificar las actuaciones emprendidas.
Todo ello, claro está, garantizando la confidencialidad como la necesaria prudencia que las acciones con menores requieren.
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