La autonomía es un indicador de madurez y se encuentra íntimamente ligada con el desarrollo moral e intelectual de la persona.
- Por eso, resulta fundamental fomentar su desarrollo desde que son bebés. Como sucede en cualquier otro ámbito, algunos niños nacen con una mayor predisposición a la autonomía (desde que tienen pocos meses de vida, se les ve atrevidos, curiosos, con iniciativa...) y otros, con menos (son más retraídos, temerosos, están a la expectativa...).
- Sin embargo, en la mayoría de los casos, son los adultos que les rodean quienes más influyen en estos comportamientos, fomentando una actitud más o menos dependiente. Porque, como sucede con cualquier otra cualidad, también se puede aprender a ser autónomo.
¿CÓMO SE CONSTRUYE LA AUTONOMÍA?
En el fondo, este proceso vital de aprendizaje y construcción de la personalidad se reduce a pasar de dejar que nuestras acciones estén gobernadas por una persona externa (padres, docentes, etc.) a hacerlo por uno mismo. Cuando alguien es capaz de gobernarse a sí mismo, será menos gobernado por los demás y, por lo tanto, más libre y más autónomo.
- Si comprendemos esta situación tan básica, será fácil entender que, como padres o adultos responsables, nuestra labor no es otra que la de ir ayudando a los pequeños a desarrollar esas habilidades que, en un futuro, les van a permitir emancipase. Pero ¿cómo se hace eso? La respuesta es sencilla: entrenándoles.
- Simplemente, se trata de ir promoviendo y facilitando situaciones en el día a día en las que los niños puedan practicar estas habilidades: desde comer solos o tirar su pañal a la basura, hasta resolver desacuerdos entre hermanos. También hay que encontrar momentos en los que tengan la posibilidad de elegir entre varias opciones (decididas de antemano por el adulto, claro), porque esa libertad genera compromiso, motivación y también responsabilidad, elementos fundamentales para el desarrollo de la autonomía.
- Asimismo, es importante aprovechar estas situaciones para cultivar hábitos de esfuerzo, sacrificio y autodisciplina, porque esto les ayudará a definir su carácter y a desarrollar un amor propio que potenciará su capacidad de autosuperación. Todo ello contribuirá al enriquecimiento de las funciones ejecutivas, entre las que destaca especialmente el autocontrol, herramienta fundamental para el desarrollo natural de la autonomía y la independencia personal.
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