El fundamento del español americano están, naturalmente, en el llevado al Nuevo Mundo por los conquistadores.
Se trata del castellano preclásico, la lengua de fines del siglo XV.
Esta es anterior al esfuerzo unificador de la norma lingüística en los Siglos de Oro y, a pesar de las sucesivas capas del español importado, el fondo patrimonial idiomático aparece vivamente coloreado por el arcaísmo y por la tendencia a la acentuación de los rasgos populares. Si consideramos, por añadidura, el origen de los primeros pobladores y conquistadores, de clases sociales de escaso nivel cultural generalmente, será más comprensible la explicación de esa tendencia americana hacia el léxico y los fenómenos fonéticos de aire popular.
Sin embargo, el español americano presenta una rara homogeneidad, dado la extensión territorial, y las mayores desde la perspectiva diastrática que desde la diatópica.
Entre los fenómenos que en mayor o menor medida vamos a encontrar en el área hispanoamericana, podemos destacar:
- Paso de e átona a i: vistido/ vestido - siguro/ seguro.
- Cambio de e en hiato a i, cambio que un muchos lugares alcanza el habla culta: tiatro/ teatro - pasiar/ pasear. Este cambio se produce en casi todos los verbos en -ear.
- Cambio opuesto al anterior, es decir, i protónica a u: cuete/ cohete - gurrión/ gorrión.
- Paso de u protónica a o: josticia/ justicia.
- Abertura total de la e en el diptongo ei, hasta sonar ai: asaite/ aceite.
- El fenómeno opuesto al anterior: ai cierra la vocal a para dar ei: beile/ baile.
- Reducción de los grupos cultos de consonantes: currución/ corrupción - ilesia/ iglesia.
- Vocalización del grupo -ct-: aspeito/ aspecto.
- Caída de la -d- intervocálica: piaso/ pedazo.
- Aparición de -d- intervocálica por ultracorrección: vacido/ vacío - bacalado/ bacalao.
- Diptongación excesiva: priesa/ prisa.
- Falta de diptongación: apreta/ aprieta.
- Cambios acentuales: cáido/ caído.
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