jueves, 24 de febrero de 2022

EL DELITO INFORMÁTICO

  

El desarrollo de los ordenadores ha supuesto un cambio radical en muchos de las aspectos de la vida de todos los ciudadanos, hasta el extremo de que hay quien no duda en denominar este proceso como revolución informática, comparándolo, quizá, con los cambios que durante la revolución industrial produjo la introducción de la máquina de vapor. 


Pero, junto a las evidentes ventajas que ha supuesto el uso de los ordenadores, ha nacido también un sofisticado sistema de engaño que se conoce, en general, con el nombre de delito informático. Por delito informático se entiende todas las acciones ilegales que, mediante el uso de mecanismos informáticos, sirven para desviar dinero o provocar alteraciones en los programas o en las aplicaciones de los mismos. Probablemente el primer delito informático que se conoce data de los tiempos en que la informática aún no estaba tan extendida como lo está en la actualidad y fue obra de un astuto cajero de un banco de Nueva York. El banco en que trabajaba este empleado acababa de introducir un tratamiento informático para calcular los intereses que rendían las cuentas de los clientes del mismo. 

Como en todos los bancos, el cálculo de los intereses daba como resultado una cifra que normalmente poseía un cierto número de decimales que, a la hora del resultado final se <<redondeaba>> esto es, si por ejemplo el resultado era 99, 60 dólares, en la cuenta del cliente se ingresaban 100 dólares, mientras que si era 99, 40, la cantidad ingresada era de 99 dólares. 

El empleado del banco, conocedor de los procesos de programación informática, alteró el programa de tal forma que estas cifras decimales, que tan solo representaban centavos de dólar, nunca fuesen ingresados en la cuenta de los beneficiarios, sino que se desviasen a otro número de cuenta del propio banco que, con un nombre ficticio, él mismo había abierto. Los clientes difícilmente podían percibir si en su cuenta de intereses faltaban uno pocos centavos, pero la suma de todas esas pequeñas cantidades hubieran supuesto pingües beneficios al empleado si no hubiese sido porque un censor del banco descubrió la estratagema. 

Esta infracción, que podría considerarse histórica por ser el primer delito informático que se conoce, fue posible porque el empleado del banco poseía unos conocimientos informáticos excepcionales para esa época pero que hoy están al alcance de cualquier escolar. 

Por este motivo, empresas y entidades que tienen informatizados total o parcialmente sus trabajos, cuentan con sistemas de seguridad que impiden la alteración de los programas. Estos sistemas suelen ser a su vez programas secretos que periódicamente chequean todas y cada una de las órdenes que ha de ejecutar el programa principal. 

También se considera en la actualidad delito informático la copia sin autorización de programas debidamente registrados. Para evitar este "pirateo" informático, las empresas de software suelen introducir en sus programas contraseñas que impiden acceder a los mismos a quien las desconoce, e incluso introducen en el mismo programas suplementarios destinados a evitar que se puedan hacer más de un número determinado de copias de programas que, en la mayoría de los casos, son fruto de años de trabajo y que en el mercado informático alcanzan valores muy elevados. 

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