viernes, 10 de septiembre de 2021

INESTABILIDAD DE LA TIERRA

 

La superficie de la Tierra experimenta una lenta, pero continua remodelación. Algunas de las modificaciones, como la erosión y la sedimentación, son sumamente lentas, pero a pesar de ellos perturban el equilibrio provocando otros cambios más bruscos, frecuentemente originados en las profundidades del interior de la Tierra. Dichos movimientos constantes son de intensidad variable, causando con frecuencia tensiones que alcanzan su punto culminante, por ejemplo, al producirse una erupción volcánica de gran violencia o un fuerte terremoto. 


La corteza 


La cara exterior de la corteza terrestre está formada por una materia quebradiza de escasa densidad, de 5 a 50 km de profundidad, situada bajo los continentes. Por debajo de ella hay una capa rocosa compuesta principalmente de sílice y aluminio; de ahí su denominación de "sima" y compuesta principalmente de sílice y magnesio.

Manto

Inmediatamente debajo de la corteza, en la línea de discontinuidad de Mohorovic, se produce un evidente cambio de intensidad y de las propiedades químicas. Se trata del manto -compuesto de silicatos de hierro y magnesio- a unas temperaturas que alcanzan los 1600º C. El rígido manto superior desciende hasta una profundidad de unos 1000 km, bajo el que se encuentra situado el manto inferior, más viscoso, de aproximadamente 1900 km de espesor. 

Núcleo

El núcleo exterior, de aproximadamente 2100 km de espesor, se halla compuesto de hierro y níquel en fusión, a temperaturas de 2000 a 5000º C, posiblemente separado del manto, de menor densidad, por una concha o capa oxidada. A unos 5000 km por debajo de la superficie se encuentra la zona de transición líquida, bajo la cual se halla el núcleo interior sólido, esfera de 2700 km de diámetro en la que la masa rocosa tiene una densidad tres veces mayor que la corteza. 

Volcanes


Los volcanes se producen cuando una masa rocosa en estado líquido y ardiente, situada bajo la corteza, aflora en forma de lava. Las cenizas acumuladas en torno a un hueco o conducto forman un cono. Nuevas capas de lava forman un volcán de lava ácida cuyos flujos componen un volcán de lava básica, formándose una caldera volcánica cuando una erupción extremadamente violenta hace salta la parte superior o techo de un cono ya existente. 

Terremotos


Los terremotos son una serie de rápidas vibraciones provocados por el fallamiento o deslizamiento de partes de la corteza terrestre, cuando las tensiones existentes en el interior de la Tierra alcanzan el punto de ruptura. Generalmente, se producen a profundidades comprendidas entre 8 y 30 km. Los grandes terremotos ocasionan graves daños si se producen en zonas densamente pobladas, destruyendo las edificaciones y cortando las comunicaciones. 

Maremotos


El súbito desprendimiento producido en el fondo del océano durante un terremoto forma una depresión en la superficie del agua, seguida inmediatamente de crestas y olas más pequeñas. Un cambio del nivel del fondo del mar más pronunciado puede originar una cresta, o sea, el principio de un maremoto que se desplaza a velocidades de hasta 600 km por hora, con olas de hasta 60 metros de altura. 


Ondas sísmicas


Las ondas de choque (u ondas de Mach), transmitidas desde el epicentro de un terremoto, son de tres tipos principales, cada uno de propiedades distintas. Las ondas primarias (P) son ondas de presión que pueden transmitirse tanto a través de los cuerpos sólidos como de los líquidos, atravesando, por tanto, el núcleo líquido terrestre. Las secundarias (S) son unas ondas transversales que solo pueden atravesar los sólidos. Al no poder atravesar el núcleo, se reflejan sobre el límite entre el núcleo y el manto, volviendo a la superficie siguiendo un curso cóncavo. El núcleo refracta también las ondas P, haciéndolas cambiar de dirección, y de los claros efectos de dichas reflexión y refracción son el establecimiento de una zona inactiva a cierta distancias del epicentro, exenta de ondas P y S. El tercero de dichos principales tipos de ondas es la onda larga (L), que se desplaza por la superficie terrestre en sentido horizontal o vertical. 



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