Las bacterias son organismos microscópicos que se presentan bajo aspectos diferentes: cocos (redondeadas), bacilos (alargadas), espirilos (en forma de espiral), etc.; pero todas poseen una misma estructura básica. Al observar al microscopio electrónico el interior de una bacteria, llama la atención la ausencia de un verdadero núcleo; en su lugar, se encuentra una única molécula de ADN no separada del citoplasma por una membrana.
Las bacterias son células de organización procariótica. La ausencia de verdadero núcleo no es la única diferencia entre las células eucarióticas y las procarióticas. Además, las células procarióticas:
- Carecen de ciertos orgánulos citoplasmáticos como las mitocondrias, el aparato de Golgi o el retículo endoplasmático, etc.
- No poseen citoesqueleto y, por eso, carecen de movilidad intracelular.
- Son más pequeñas que las células eucarióticas. Las bacterias tienen tamaño similar a algunos orgánulos celulares como las mitocondrias o los cloroplastos.
Aunque las bacterias poseen una estructura más simple que las células de animales y plantas, disponen de la maquinaria necesaria para su auto mantenimiento y reproducción. El ADN bacteriano funciona, de hecho, como un "cromosoma", y su información, copiada en moléculas de ARN, es transportada hasta los miles de ribosomas que existen en su citoplasma para que fabriquen las proteínas (enzimas) necesarias para el funcionamiento celular.
La nutrición de las bacterias
La mayor parte de las bacterias son heterótrofas y utilizan modos muy diversos de obtener el alimento. Algunas bacterias heterótrofas son parasitas y ocasionan enfermedades, mientras que otras son beneficiosas, como las simbiontes o las saprobiontes.
Otras bacterias son autótrofas, y entre ellas se distinguen:
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