miércoles, 4 de diciembre de 2019

LA POESÍA ÉPICA LATINA

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La poesía épica latina, a diferencia de la griega, es el resultado de elaboraciones poéticas, y no el fruto de poner  por escrito sagas y hazañas de héroes difundidas de boca en boca a lo largo y ancho de la geografía mediterránea.

Frente a esa corriente que podemos llamar épica heroica, de raíz oral, de antigüedad muy notable, de carácter formular y repetitivo, encontramos en la literatura latina una épica culta, consecuencia de la voluntad compositora de diversos autores. Los propios poetas establecen y determinan los temas que desean tratar y designan de algún modo las leyes o características básicas del género. Esta creación arranca de los modelos griegos y mantiene sus esquemas: verso dactílico, estilo solemne, personajes elevados y tono grandilocuente. 
Teniendo a la vista las obras de la épica griega, los escritores latinos se sienten con fuerza para redactar obras importantes, llamadas a perdurar y a marcar un hito en la literatura latina. Si a ello añadimos la vocación conquistadora y dominadora del pueblo romano, podremos comprender fácilmente que algunas hazañas llevadas a cabo en el campo de la batalla se eleven a la categoría de gestas irrepetibles y admirables, pronto mitificadas en la mentalidad popular. La gesta que se canta y se toma como modelo es, en un principio, el enfrentamiento con Cartago: las llamadas guerras púnicas. Después, se irán mitificando otros enfrentamientos, hasta que el cantar de gesta ceda su sitio a la prosa historiográfica, más interesada en narrar hechos que en cantar hazañas. 

Así pues, dos son las fuentes de la épica romana, que es siempre una épica culta: de un lado, la tradición épica griega, tanto en su faceta más pura y genuina, Ilíada y Odisea, como en su reelaboración de época alejandrina, Las Argonáuticas; de otro, las gestas de romanos ilustres en el campo de batalla. 

POEMAS ÉPICOS ANTERIORES A LA ENEIDA

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Es difícil trazar una línea cronológica coherente; el género carece de una continuidad y los poemas se suceden en el tiempo sin que unos parezcan influir sobre otros, y sin que los autores parezcan influirse entre sí, al menos, de forma deliberada.

Es cierto que la figura de Virgilio hace palidecer las de todos los demás y que hay un antes y un después de la Eneida en la literatura latina y en el género épico. No obstante, los diversos autores de poemas épicos mantienen una cierta independencia, un sello propio que puede permitir su estudio de forma aislada. Nosotros haremos un recorrido por la épica latina manteniendo un orden cronológico entre el siglo III a.C. y el siglo IV d.C. En el centro aparecerá Virgilio, llenándolo todo con la Eneida, una obra inmortal. 

VIRGILIO

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Virgilio (71-19 a.C.), escritor de gran fuerza y sensibilidad, parece a veces historiador, a veces novelista, a veces músico, a veces psicologo, pero siempre poeta. Sobre su tumba, en Nápoles (Parténope), se grabó la siguiente inscripción: "Mantua me dio la vida, Calabria me la robó, me guarda ahora Parténope. He cantado a los pastos, a los campos y a los generales".

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