lunes, 21 de octubre de 2019

EL VALOR DEL COMPROMISO

Seguro que a lo largo de tu vida has prometido muchas cosas. ¿Las has cumplido? ¿Crees que los demás confían en ti? Cuando prometes algo a alguien le aseguras, sobre una base de confianza, que lo harás. Pero... ¿qué pasa cuando, un día tras otro, no lo cumples? Pues que quienes te rodean no confiarán más en ti, ni en tu palabra, hasta que demuestres que puedes cumplir lo que prometes, sin excusas y en el tiempo acordado. Esto hace que, ante los demás y ante ti mismo, cumplir lo prometido tenga aún más valor.
De la misma manera, al comprometemos con algo y llevarlo hasta el final vamos haciéndonos mayores. Para ser mayor, ya no basta con lo que nos enseñan nuestros padres y educadores; hay que tomar decisiones. Primero, sobre pequeñas cosas y, luego, sobre otras más importes. En ocasiones, claro está, nos equivocaremos al decidir, pero la clave consiste en sacar consecuencias de nuestros errores. Así, cada día estarás más preparado para comprometerte con tus proyectos, tu entorno, tu país y tu planeta. Cada cosa llegará a su tiempo. Por tanto, hay que empezar por lo más sencillo y esforzarse en hacerlo bien. 

Sin duda, tienes muchos compromisos a lo largo del día. Algunos los asumiste voluntariamente o porque te lo pidieron al principio (hoy voy a hacer mi cama, hoy me pondré a leer un poquito, hoy ordenaré mi armario...) y se han transformado en normas (todos los días hay que hacer la cama, leer, tener ordenado el armario...). Otros compromisos son, en cambio, acciones de las que has decidido encargarte y de las que te has convertido en único responsable. Nadie te dirá lo que debes hacer, pero tampoco lo hará nadie por ti. Por ejemplo, cuando ya hacer los deberes tú solo, si un día se quedan sin hacer, es bajo tu responsabilidad.
Por último, a veces se asumen compromisos para los que no se tiene capacidad o ánimo de respuesta, pero a los que no hemos sabido decir que no. Entonces respondemos a regañadientes y mal. Y si no respondemos, quizás dejen de confiar en nosotros. Hubiera sido mejor no asumir ese compromiso para el que todavía no estamos preparados. éste es el gran dilema... ¿qué compromisos debo asumir y hasta dónde debo comprometerme?

CLAVES DEL COMPROMISO

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  • Responsabilidad y compromiso: la diferencia entre ambos términos estriba en la capacidad de implicarse voluntariamente. Nadie me lo manda. 
  • El compromiso implica duda e incertidumbre en todas las edades. Cada uno, a su nivel, tiene dudas sobre su capacidad y sus posibilidades de cumplirlo.
  • La principal motivación para aceptar un compromiso ha de ser inferior y no una gratificación externa ("si hago esto, entonces me darán..."). El sentirse capaz y estimado por los demás... debería ser suficiente. 
  • El trabajo equipo es una suma de compromisos donde todos dependen de todos. 
  • ¿Con qué o quién nos cuesta menos comprometernos? Es cuestión de carácter, gustos y afinidades. Seguro que con quienes más congeniamos se comprometen con las mismas cosas que nosotros. 

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