Para los chinos el Año nuevo es una fiesta única y quizá la más importante de todo el año. Desde hace más de 4700 años se celebra el primer día del primer mes del calendario lunar. Desde sus orígenes este festejo está relacionado con la agricultura, ya que generalmente coincide con el comienzo de la primavera, tiempo de la recolección de frutos. La última noche del Año Viejo, la gente limpia sus casas con la intención de ahuyentar la mala suerte.
Nien y el Año Nuevo
Según los chinos, hace mucho tiempo un pueblo fue destruido por un monstruo llamado Nien a finales del invierno. Al año siguiente el monstruo volvió en la misma época y terminó de destruir el poblado. En los años sucesivos, los pobladores usaron antorchas y fuegos artificiales para espantarlo.
Los niños salieron a las calles con tambores y gongs y el ruido estrepitoso lo ahuyentó.
Desde entonces cada año se celebra el triunfo con ruidosos festejos que mantienen a Nien bien lejos.
El calendario chino
El año chino es lunar y consta de 12 meses que se inician con la Luna nueva y tienen entre 29 y 30 días; es decir, que cada año dura entre 353 y 355 días. Por eso, aproximadamente cada tres años se intercala uno con 13 meses lunares. Desde la instauración del budismo cada año recibe el nombre de un signo del Zodiaco chino: rata, búfalo, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, mono, cabra, gallo, perro y cerdo.
Una noche especial
En la víspera del Año Nuevo las familias se reúnen a cenar. Las comidas que preparan simbolizan la abundancia, la prosperidad o el bienestar.
En el campo se suele hacer una sopa con todos los cereales que se espera que crezcan en abundancia al año siguiente.
La familia entrega sobres rojos con dinero a los niños y a los ancianos para desearles buena suerte. Los chinos creen que si pasan la noche de la víspera sin dormir, su vida será más larga, y por eso en muchos hogares se realizan ceremonias religiosas, juegos y charlas que mantienen despierta a toda la familia.
Durante el Año Nuevo las calles se pintan y se iluminan de rojo, porque los chinos creen que ese color espanta el mal y la mala suerte.
Los fuegos artificiales, según los chinos, ahuyentan los malos espíritus y evitan que el monstruo Nien regrese.
En las puertas de las casas se cuelgan carteles rojos con inscripciones relacionadas con la buena fortuna, la felicidad y la longevidad.
Los dragones se elaboran con telas verdes porque este color simboliza la abundancia; los dorados y plateados son signo de prosperidad. Las telas se bordan sobre una estructura de madera que se mueve gracias a largas cañas de bambú.
Generalmente, un grupo de músicos acompaña a cada dragón tocando instrumentos musicales, como címbalos, gongs, cajas chinas y tambores.
Las grandes cabezas de los leones ahuyentan todos los males. Bailan en zigzag dando pasos hacia delante y hacia atrás, ya que según la tradición los fantasmas solo pueden caminar en línea recta.
La danza del dragón es característica de este festejo. Para levar la figura pueden necesitarse entre 9 y 100 porteadores que deben hacerla zigzaguear para lograr mayor impacto.
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