jueves, 13 de junio de 2019

EL OLFATO, EL GUSTO Y EL TACTO

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El sentido del olfato

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La nariz es el órgano del olfato.

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En la parte interna de la nariz, es decir, en el fondo de las fosas nasales, está la mucosa olfativa o pituitaria, de donde sale el nervio olfativo.

Resultado de imagen de pituitaria, de donde sale el nervio olfativo.

Mediante el sentido del olfato captamos los olores.

Para captar los olores, la pituitaria debe estar humedecida. Sólo en ese caso se pueden percibir los olores.

El sentido del gusto

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La lengua es el órgano del gusto.
La lengua es un órgano musculoso, humedecido gracias a la saliva que continuamente segregan las glándulas salivales.
En la superficie de la lengua están las papilas gustativas, a las que llegan pequeños nervios que transmiten al cerebro las sensaciones gustativas.

Resultado de imagen de al cerebro las sensaciones gustativas.

Mediante el sentido del gusto diferenciamos los sabores.
Existen cuatro sabores fundamentales, que son el dulce, el salado, el ácido y el amargo. Todos los demás sabores son mezclas de estos cuatro sabores fundamentales. Cada uno de estos sabores se capta en un lugar concreto de la lengua. 

El sentido del tacto

La piel es el órgano del tacto.
La piel tiene una capa externa, llamada epidermis, y una capa interna, llamada dermis, que es el verdadero órgano del tacto.

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En la dermis existen terminaciones nerviosas que son las encargadas de captar y transmitir las sensaciones a los centros nerviosos. Estas terminaciones no son todas iguales ni están repartidas por igual por toda la piel. Por eso la piel de las yemas de los dedos es mucho más sensible a la presión que la piel de la espalda. En cambio, la espalda es más sensible a la temperatura que las yemas de los dedos.

Resultado de imagen de cambio, la espalda es más sensible a la temperatura que las yemas de los dedos.

Mediante el sentido del tacto conocemos la textura de los objetos, su temperatura, su dureza y, a veces, la forma de dichos objetos. 

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