Transitando por la carretera N- 430 llegaremos a un punto en el que, sin darnos cuenta, nos hallaremos bajo la piadosa y atenta mirada de dos torres que se saludan desde lejos, mirando a las nubes, en la estrechez que aquí forma la llanura manchega antes de adentrarnos en el Campo de Montiel.
Una de ellas es el campanario de la iglesia parroquial de La Solana; la otra, que apenas se divisa entre los montes de la sierra de Alhambra los días claros, es la aguja que remata la singular iglesia de San Carlos del Valle, o el pueblo de "El Cristo" como también se le conoce en la zona.
Está enclavado en un valle, como su nombre indica, y acercarse a San Carlos del Valle obliga a ir despacio, observando gradualmente su aparición en el horizonte, pues da la sensación de emerger de las propias entrañas de la tierra y los montes que lo flanquean. El fenómeno, o el milagro, es aún mayor cuando por fin llegamos a su casco urbano, hasta su afamada plaza.
Historia
Aunque se han encontrado vestigios de civilizaciones prehistóricas, romana y árabe, el origen cierto de la localidad tiene su primer dato en la desaparecida ermita de Santa Elena, construida probablemente en el siglo XII o XIII, y que hasta el siglo XVIII no fue más que eso, con la salvedad de que en una de sus paredes aparecía pintada la venerada (y milagrosa) imagen del que era llamado Santo Cristo del Valle.
Durante el siglo XVI surge en torno a dicha ermita el primer asentamiento fijo del pueblo. El aumento de las peregrinaciones para rogar al Cristo determinaron a la Corona y al Consejo de Órdenes Militares a construir una nueva ermita y unas dependencias que dieran albergue a los peregrinos; no obstante, hay razones para creer que esa era la razón aparente, y que la intención verdadera pudo ser la de realizar una construcción emblemática tanto del lugar como de la propia Corona. Eso explicaría la utilización de un código culto entremezclado con lo popular a la hora de erigir el conjunto monumental.
Finalizada la obra durante el reinado de Felipe V, y resultando un aumento rápido de la población , se hizo necesaria una reordenación urbanística, que llevó a cabo, ya en tiempos de Carlos III, Pablo de Olavide. A él se debe el plano totalmente regular que hoy estructur el pueblo.
Más tarde, en diciembre del año 1.800, Carlos IV dictó una Carta Real de Privilegio con la que dictaminaba la independencia de San Carlos del Valle y lo convertía en municipio independiente.
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