miércoles, 27 de enero de 2021

LA SEGURIDAD EN LAS CENTRALES NUCLEARES


De entre todas las instalaciones para la producción de energía eléctrica, las centrales nucleares son las que llevan incorporado el mayor y más sofisticado conjunto de barreras y sistemas de seguridad, hasta el punto de que éstas vienen a suponer alrededor de un tercio de la inversión total necesaria para construir una planta termonuclear.


Las centrales nucleares se proyectan y construyen de acuerdo con el principio de seguridad a ultranza. Ello significa evitar que se produzcan fugas radiactivas al exterior de la instalación mediante cuatro barreras de protección sucesivas, tres físicas y una tecnológica: las vainas del combustible, fabricadas de una aleación especial que impide emisiones al exterior, aparte de que el propio combustible que se encuentra encapsulado en ellas está disperso en una matriz cerámica que retiene los productos de fisión; la vasija del reactor, cuyas paredes son de acero y tienen un espesor de unos 30 centímetros; el hermético recinto de hormigón que la contiene; y un complejo sistema de seguridad, diseñado por duplicado, que entre otras cosas provoca la parada automática del funcionamiento del reactor en caso de avería. Además, el recinto de hormigón evita que el reactor pueda ser dañado desde el exterior y el edificio de contención se encuentra diseñado de forma tal que está calculado para que pueda soportar sin daños la caída de un avión, una inundación, una explosión química o un terremoto. 



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