Para los deportistas de élite, la diferencia entre ganar o perder una competición puede estar simplemente en haber entrenado correctamente. Un buen entrenamiento hace que el deportista llegue en su mejor estado de forma a la competición para así rendir al máximo.
Para entrenar bien, los deportistas tienen que esforzarse lo suficiente y durante el tiempo necesario. Si el entrenamiento es insuficiente, no sirve de mucho, pero si es excesivo, llegarán cansados a la competición.
Lo difícil es saber cómo es el esfuerzo que están realizando, si es demasiado o si resulta escaso, porque ¿cómo se puede medir el esfuerzo?
En realidad es más fácil de lo que parece. Cuanto mayor es el esfuerzo físico que realiza una persona, más rápido debe funcionar su corazón. Así, si se mide lo rápido que late, tendremos una idea del trabajo que está realizando la persona. Por eso los deportistas llevan en sus entrenamientos los pulsómetros, unos aparatos que miden el ritmo al que trabaja el corazón. De este modo, se aseguran de entrenar de forma correcta.
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