Forma se define como aquella que caracteriza un elemento, no sólo por su contorno, sino también por su esqueleto estructural, su ubicación espacial, así como por su contenido significativo.
La composición se pasa en la articulación de los distintos elementos formales que caracterizan a una obra, en el campo visual todo ha de estar colocado de una manera que produzca sensación de equilibrio, pero que a la vez este viva, que le acompañe una fuerza dinámica.
En una composición hay que recordar que ninguna parte es completa, porque si lo fuera restaría fuerza al resto de la obra, cada parte está en función de la obra total, resultando un conjunto comprensible y claramente unitario.
En una composición hay que ser conscientes de que un factor determinante es la forma del mismo campo, ya que de ella dependerá en gran medida el valor expresivo de la composición.
Sin embargo, no hemos de olvidar que no es sólo el campo visual quien determina la composición, sino cada uno de los elementos formales, es decir: el punto, la línea, el plano, la dirección, el tono, el color, la textura, la escala o proporción, el movimiento y el ritmo.
Todos a su vez están organizados para crear una composición en función de: un equilibrio, una tensión, nivelación y aguzamiento, por atracción y agrupamiento de los elementos formales, o porque jueguen con positivo o negativo, o a través de la creación de dinámicas de contrate, ya sean de tono, color, contornos, escalas...
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