TIPO A:
Estas personas son conscientes de sus estados de ánimo mientras los están experimentando y gozan de una vida emocional más desarrollada. Son autónomas y seguras de sus propias fronteras, psicológicamente sanas, y tienden a tener una visión positiva de la vida. Cuando caen en un estado de ánimo negativo, no le dan vueltas obsesivamente y en consecuencia no tardan en salir de él. Su atención les ayuda a controlar las emociones.
TIPO B:
Suelen sentirse desbordadas por sus emociones y son incapaces de escapar de ellas, como si fueran esclavos de sus estados de ánimo. Son muy volubles y no muy conscientes de sus sentimientos, y esa falta de perspectiva les hace sentirse abrumados y perdidos en las emociones. En consecuencia sienten que no pueden controlar su vida emocional y no tratan de escapar de los estados de ánimo negativos.
TIPO C:
Si bien estas personas pueden percibir con claridad lo que están sintiendo, también tienden a aceptar pasivamente sus estados de ánimo, y por ello no suelen tratar de cambiarlos. Hay dos tipos de "aceptadores", los que suelen estar de buen humor y se hallan poco motivados para cambiar su estado de ánimo, y los que son proclives a estados de ánimo negativos y los aceptan con una actitud de "dejar pasar", que les lleva a no tratar de cambiarlos a pesar de la molestia que suponen (suelen encontrarse entre los deprimidos).
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