- El diálogo debe realizarse entre dos personas, hijo- progenitor, de otro modo el niño puede sentirse acorralado y actuar a la defensiva.
- Si es conveniente que quede claro que el otro progenitor esta de acuerdo con el problema y su enfoque. En cualquier caso podría intervenir en la negociación como mediador relajando tensiones y evitando que el diálogo adquiera un tono irritado con insultos y descalificaciones.
- Expresar cada uno su posición de partida, explicando brevemente lo que queremos del otro y los sentimientos que nos despiertan su actitud.
- Escucha con atención la opinión de tu hijo y especifica porque no te parece bien lo que expone y comprender al mismo tiempo las razones que nos de.
- Buscar puntos de encuentro y ofrecer alguna compensación a cambio de compromiso. Recordar que al intentar negociar ya sabemos que perdemos algo, no intentar ganarlo todo.
- Aceptar el mejor acuerdo posible y valorarlo positivamente. Aunque se consiga menos de lo esperado es mejor pequeños logros que nada.
- Comprobar y exigir el cumplimiento total del acuerdo, especificando también la sanción que se impondrá en caso de no cumplirse.
Condiciones
- En un lugar relajado.
- Cuando estemos tranquilos y sin tensiones.
- Hablar en representación del otro progenitor si este no está delante.
- Evitar los sermones y lenguaje dogmáticos. Hay que ser claros.
- No es necesario sentarse uno delante del otro, ya que es más formal y violento.
- Controlar el vocabulario y el tono de voz. No nos dejemos llevar por las emociones (aunque nuestro hijo pierda los nervios nosotros debemos ser un ejemplo para ellos).
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