El medio ambiente de un ser vivo está formado por todo lo que lo rodea e influye sobre él.
Forman parte del medio ambiente de un ser vivo los elementos del ecosistema donde habita: los seres vivos y los factores del medio físico, como la temperatura o la cantidad de lluvia caída. Además, en el medio ambiente también se incluyen elementos que no son naturales, como carreteras, puentes, embalses, edificios o vehículos.
Por ejemplo, forman parte del medio ambiente de un lince los conejos de los que se alimenta, los arbustos en los que se oculta, las carreteras en las que puede sufrir un atropello, las personas de las que se oculta y las que se dedican a estudiarlo.
Sin embargo, cuando se habla de medio ambiente se suele hacer referencia al medio ambiente de las personas, es decir, a todos aquellos elementos que hacen posible la vida de las personas y el desarrollo de sus sociedades, como la atmósfera, las aguas, el suelo, los demás seres vivos, etc.
La mayoría de los seres humanos vivimos en ciudades y estas pueden ser consideradas también como ecosistemas especiales. La ciudad se asienta sobre un medio físico natural que está alterado por la acción humana. Casi todo el suelo que ocupa una ciudad está cubierto de edificios o de asfalta y solo algunas zonas están ajardinadas.
El clima de la ciudad se ve afectado por la contaminación atmosférica. Algunos de los gases contaminantes que expulsan, sobre todo, los automóviles y las calefacciones, hacen que la temperatura pueda ser varios grados más elevada que en otros lugares próximos.
La mayoría de los seres vivos que habitan en las ciudades son personas, aunque también viven animales domésticos, aves, insectos e incluso algunos reptiles como las salamanquesas. Las plantas se encuentran en las calles y zonas ajardinadas.
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