La ideología restauradora,propuesta por los políticos vencedores de Napoleón, se centró en la vuelta al pasado. Las potencias europeas se unieron en un congreso en Viena del que salieron dos tipos de resoluciones: un nuevo mapa de Europa y un sistema -político-ideológico- La Santa Alianza- base de los nuevos regímenes políticos. La restauración se vería amenazada por los movimientos revolucionarios de 1820 y 1830.
HACIA UNA RESTAURACIÓN MODERADA
Los objetivos principales consistían en asentar un orden estable y evitar la vuelta de la revolución. La liberación de los campesinos de las cargas feudales se mantuvieron en los países en los que se habían establecido con más fuerza. Se mantuvo un cuidado especial en no aplicar medidas excesivamente humillantes a la vencida Francia, nación en la que la mayoría de la población era partidaria de la revolución y de Napoleón. El nuevo monarca francés, Luis XVIII de Borbón, "otorgó" una constitución con muchos postulados de carácter liberal moderado, respetó a la nueva nobleza, creada por el Imperio, mantuvo el Código Civil napoleónico, que era un derecho común para todos los ciudadanos, y ni siquiera se atrevió a devolver los bienes de la Iglesia y de la antigua nobleza, que habían sido expropiados en el período revolucionario y ya estaban en otras manos. Los conservadores procuraban frenar el progreso hacia el liberalismo y la democracia. La cuestión era controlar el proceso de modo que se evitaran peligros y sobresaltos revolucionarios.
EL CONGRESO DE VIENA Y EL NUEVO ORDEN EUROPEO
Vencido Napoleón, los representantes de las monarquías europeas se reunieron en un congreso en Viena que sentó, en 1815, las bases territoriales y políticas de la restauración europea, sin olvidar las ambiciones expansionistas de las grandes potencias. Se reunieron Austria, Prusia, Gran Bretaña, Rusa y Francia. Acordaron una serie de resoluciones que iban a condicionar el futuro de la política europea. El Imperio Austriaco se aseguró una fuerte influencia en la península italiana, al anexionarse el reino de Lombardía- Venecia en el norte, y colocar a príncipes austríacos al frente de los ducados de Parma, Módena y Toscana; también se anexionó el Tirol y las zonas de adriáticas de Iliria y Damacia. Se decidió el retorno de la familia de los Borbones al reino de las Dos Sicilias, y se confirmó la existencia delos Estados Pontificios en la zona central de la península. Sobre este mapa se construyó la unidad italiana. Rusia se expandió hacia el oeste: vio confirmada la posesión de Finlandia y de Besarabia, y la corona de un nuevo reino de Polonia se unió personalmente al zar. Holanda, Bélgica y Luxemburgo formaron el reino de los Países Bajos: una nueva nación, totalmente artificial, y en la que el nacionalismo haría inmediatamente acto de presencia.
Suecia se incorporó a Noruega y parte de la actual Finlandia. Dinamarca se anexionó los ducados de Holstein y Lauenburgo. En Alemania se estableció una Confederación Germánica, que estaba compuesta por 41 estados diferentes. El único órgano común era una asamblea permanente (Dieta), con sede en Frankfurt, que carecía de poder de decisión. Austria y Prusia eran los poderes dominantes en la nueva organización germana; junto con Rusia y con una Gran Bretaña que se aseguró el dominio de los mares.
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