domingo, 12 de junio de 2016

EL ESTRES

SÍNTOMAS DEL ESTRÉS

1º REFLEJOS NERVIOSOS: Morderse las uñas, morderse los labios, apretar las mandíbulas, tamborilear con los dedos, hacer crujir los dientes, apretar los puños, tocarse a menudo la cara, encoger de hombros, hurgarse la piel alrededor de las uñas, agitar las piernas, mesarse los cabellos.

2º CAMBIOS DE HUMOR: Ansiedad, depresión, frustración, hostilidad o ira continuas, desánimo, desesperanza, impaciencia irritabilidad.

3º COMPORTAMIENTO: Agresión, modificación de las horas de sueño, realización de varias cosas a la vez, arrebatos emocionales, dejar las tareas sin terminar, reacciones excesivas, hablar demasiado deprisa o gritar.

4º ENFERMEDADES RELACIONADAS: Asma, dolores de espalda, trastornos del aparato digestivo, jaquecas, migrañas, dolores musculares, trastornos sexuales, problemas de la piel.

FACTORES QUE GENERAN ESTRÉS:

1º LOS CAMBIOS: Las actitudes inflexibles, el apego a un sistema de valores estricto, la rutina, el miedo a lo desconocido, pueden provocar estrés cuando nos enfrentamos a una situación en la que el cambio es inevitable.

2º EL RENDIMIENTO: A menudo disfrutamos de estrés provocado por el éxito conseguido gracias al rendimiento físico y mental. Esto es muy saludable, siempre y cuando tengamos seguridad en nosotros mismos y utilicemos la energía y la tensión generadas por las exigencias extraordinarias.

3º LA ANGUSTIA Y EL MIEDO: Las emociones "negativas" que se sienten antes de ciertos acontecimientos pueden prolongar o ampliar la excitación provocada por ellos. También preparan para hacer frente a otras situaciones. El estrés psicológico se acumula y perjudica el bienestar físico.

4º EL ABURRIMIENTO: La falta de estímulos o de interés por el trabajo, el paro y la jubilación pueden ser causa de depresión, apatía y estrés. La persona que siente que nadie la necesita ni la quiere, tiene una imagen deteriorada de sí misma y se siente alienada.

5º LA AFLICCIÓN: El fallecimiento de un ser querido, los divorcios y las separaciones suelen tener una repercusión psicológica profunda y prolongada. Si la pena y la angustia no encuentra salida o son reprimidas, es posible que causen deterioro físico y mental. 


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