Hay dos hábitos básicos para mantener la salud del aparato excretor:
- Beber suficiente agua. Continuamente perdemos agua a través de la orina, el sudor, la respiración y la evaporación a través de la piel. Se recomienda beber al menos un litro y medio de agua al día. De esta manera, nuestros riñones funcionarán mejor para eliminar de manera eficaz sustancias tóxicas de nuestro organismo.
En situaciones en las que perdemos más agua de lo normal, por ejemplo, cuando hace mucho calor, hacemos ejercicios, tenemos fiebre, diarrea o vómitos, hemos de beber más agua para reponer la pérdida y evitar así la deshidratación.
- Mantener la piel limpia. La piel es un órgano que cubre todo nuestro cuerpo. Es una barrera para la entrada de bacterias y en ella se encuentran las glándulas sudoríparas, a través de las cuales eliminamos el sudor. Hemos de cuidar la higiene de la piel para eliminar los restos del sudor y mantener limpios los poros por los que sale.
También es importante limpiar, después de orinar y al ducharnos, alrededor de la salida de las vías urinarias.
Cuando el riñón no funciona...
Los riñones son unos órganos fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Una persona puede vivir con un riñón dañado, pues el otro riñón es capaz de realizar todo el trabajo. Pero si dejan de funcionar los dos riñones, las sustancias tóxicas se acumularán en la sangre, lo cual acabará causando la muerte.
Cuando no funcionan los riñones de una persona, se somete a un tratamiento llamado diálisis. Consiste en pasar su sangre varias veces a la semana por una máquina que funciona como un filtro y retira las sustancias tóxicas. La sangre, una vez limpia, se devuelve al paciente.
Una solución mejor es el trasplante de riñón. Se trata de una intervención quirúrgica que consiste en reemplazar el riñón enfermo de una persona, el receptor, por un riñón sano procedente de otra persona, el donante, normalmente, fallecida.
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