Pocos restos dejaron los pueblos prerromanos que ocupaban antes de la romanización la península Ibérica; sólo la lengua euskera y algunos topónimos son testimonio lingüístico de su presencia. La romanización extendió el uso del latín en el territorio peninsular, pero fue la variedad lingüística conocida con el nombre de latín vulgar - la lengua que usaban comerciantes, soldados y colonos- la que sirvió como base de evolución a las distintas lenguas peninsulares, que fueron perfilando sus caracteres tras la extinción del reino visigodo. Producto de esta evolución fueron las lenguas romances procedentes del latín: el catalán, castellano y gallego.
El catalán
El catalán es la lengua romance resultante de la evolución del latín en la región nordeste de la Península. Algunos lingüistas consideran el catalán como lengua iberorrománica por su parecido con los romances hispanos; otros la consideran de la familia galorrománica. Durante siglos se supuso equivocadamente que el catalán constituía una variedad dialectal del provenzal, debido seguramente al uso que de esta lengua hicieron los trovadores catalanes. Sin embargo, la tendencia actual es considerar la lengua catalana como paso intermedio entre la familia galorrománica y la iberorrománica.
El dominio lingüístico del catalán comprende Cataluña, los valles de Andorra, el antiguo Rosellón (situado en los Pirineos Orientales franceses), una estrecha franja en el límite con Aragón, parte del antiguo reino de Valencia, las islas Baleares y la ciudad de Alguer (debido al anterior dominio catalano- aragonés sobre Cerdeña).
Durante los siglos XIV y XV, la condición práctica de la ciudad de Barcelona como ciudad- estado extendió por territorio europeo la lengua catalana, estableciendo pequeñas comunidades gremiales en las que se hablaba el catalán, como aparece en La lozana andaluza, de Francisco Delicado, a propósito de la ciudad de Roma.
El gallego
El gallego es la evolución romance del latín en la región noroeste de la Península. Los lingüistas consideran al gallego como perteneciente a la misma rama evolutiva que el portugués; de hecho, al hablar de Edad Media, es necesario recurrir al término galaico- portugués para denominar la lengua literaria del momento. Lo cierto es que el territorio gallego- portugués se extendía hacia el sur, siguiendo caminos evolutivos diferentes.
El euskera
El origen del euskera sigue siendo hoy en día un enigma para los lingüistas. Se han manejado muy diversas hipótesis, y ninguna de ellas muy convincente. La primera fue la opinión de que se trataba de la lengua de toda o gran parte de la Hispania prerromana, hipótesis que se desechó con los hallazgos de restos de otras lenguas prerromanas. Se han señalado algunos parecidos con lenguas no indoeuropeas de la rama finougria e idiomas uralo- altaicos. Otros lingüistas han intentado compararlo con las lenguas camíticas, en especial con dialectos bereberes. Pero la hipótesis más convincente es la que establece su parentesco con las lenguas caucásicas, que se extienden desde el mar Negro al Caspio.
El euskera ha ejercido notable influencia sobre la fijación romance del castellano, de modo que existen algunos parecidos entre sus rasgos lingüísticos. Algunos de éstos son la distinción entre cinco vocales, sin distinción de grados: la pérdida de la /f/ en posición inicial y la oposición entre las grafías r, rr, en términos fonéticos.
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