La energía puede cambiar de forma cuando ocurren cambios en los sistemas, pero no puede crearse de la nada ni desaparecer. Se puede hacer que un sistema aumente o disminuya su energía, pero siempre será porque otro sistema ha disminuido o aumentado de energía. También es posible que aumente una forma de energía y disminuya otra; por ejemplo, es posible que aumente la energía cinética y disminuya la energía interna, pero nunca es posible hacer que una aumente sin que otra disminuya.
Es imposible obtener energía de la nada. La energía de un cuerpo o sistema no puede aumentar a no ser que tome energía de otro sistema. No hay ningún aparato, por complicado y moderno que sea, ni ninguna sustancia, ni ningún mecanismo, capaz de producir energía sin que al mismo tiempo "se gaste" una cantidad equivalente de energía de otro sistema.
Los científicos aceptan hoy con toda seguridad, como algo fundamental y que se cumple siempre, el Principio de conservación de energía. Por principio se entiende una proposición que expresa una regularidad en la naturaleza, que es aceptada por todos, que generalmente tiene un amplio campo de aplicación, y que la confianza que se tiene en que sea "verdadero" es tal que se duda antes de cualquier otra cosa que del principio. Ese Principio de conservación de la energía nos dice que:
La energía total es siempre la misma. Eso quiere decir, que en cualquier transformación, la suma de las energía que tienen al principio todos los sistemas que intervienen en esa transformación es igual a la suma de las energías que tienen al final todos esos sistemas.
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