El esqueleto es un armazón formado por todos los huesos del cuerpo. El esqueleto da forma a nuestro cuerpo, mantiene la postura, interviene en el movimiento y ayuda a proteger los órganos internos.
Los huesos y las articulaciones
Los huesos son órganos vivos, rígidos y resistentes, cuyas células necesitan nutrientes y sales minerales como el calcio.
En nuestro cuerpo tenemos tres tipos de huesos diferentes: planos, largos y cortos.
Los extremos de muchos huesos están cubiertos de cartílago, un tejido flexible y blando que también hay en otras zonas de nuestro cuerpo, como la nariz y las orejas.
Los huesos se unen entre sí mediante las articulaciones. Hay articulaciones móviles, como el hombro o la rodilla, donde los huesos permanecen unidos mediante los ligamentos. También hay articulaciones que no permiten el movimiento, como las que unen los huesos del cráneo.
Los huesos del esqueleto
Nuestro esqueleto está formado por más de 200 huesos distribuidos en tres zonas:
- Huesos de la cabeza. En ella están los huesos de la cara y el cráneo. Estos últimos son planos y curvos y su función es proteger el cerebro.
- Huesos del tronco. En él se encuentran la columna vertebral, las costillas, el esternón, las clavículas, los omóplatos y la pelvis.
- Las costillas protegen el corazón, el hígado, el estómago y los pulmones.
- La columna vertebral está formada por 33 vértebras que protegen la médula espinal.
- Huesos de las extremidades. Son huesos largos, como el fémur o el húmero, y huesos pequeños, como las falanges de las manos y los pies.
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