El funcionamiento de una central hidroeléctrica a pie de presa, es básicamente el siguiente: por la acción de una presa, ubicada en el lecho del río, se acumula una cierta cantidad de agua formando un embalse. Con el fin de generar un salto, se sitúan aguas arriba de la presa, generalmente a cierta profundidad, para aprovechar volumen de embalse, tomas de agua formadas por una bocina de admisión, protegida por una rejilla metálica y por compuertas, que controlan la admisión del agua a una tubería forzada. Esta atraviesa normalmente el cuerpo de la presa y tienen por fin llevar el agua desde las tomas hasta las máquinas de la central.
Al llegar a las máquinas, el agua hace girar el rodete de la turbina de cada grupo, que va acoplada a un generador de corriente alterna -alternador- mediante un eje, y posteriormente es restituida al río.
Solidario al eje, y para que pueda girar con él, el grupo turbina- alternador dispone de un generador, que tiene por fin producir una corriente eléctrica continua suficiente como para excitar los electroimanes del rotor del alternador, quienes, a su vez, inducen en su giro una corriente eléctrica en el estátor. En los terminales de éste aparecerá entonces una corriente alterna de media tensión y alta intensidad. Mediante transformadores, la corriente pasa a ser de baja intensidad y alta tensión, de forma que puede ser transportada, con pocas pérdidas, a los centros de distribución y consumo.
Normalmente, una central hidroeléctrica dispone de varios grupos turbina- alternador. El conjunto de los grupos suele alojarse en una sala de máquinas o edificio de la central propiamente dicho.
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