Cuando hablamos utilizamos el lenguaje verbal, pero si al mismo tiempo movemos las cejas, los ojos y las manos, podemos modificar la información que transmitimos. Los gestos muestran lo que sentimos y pensamos; son formas de expresión naturales aunque, en determinados contextos y con ciertas personas, pueden resultar inadecuados.
Si bien con los amigos nos cogemos de los hombros y nos abrazamos, no lo hacemos nunca con un extraño. Sería invadir su espacio vital, ese espacio imaginario que únicamente dejamos que traspasen ciertas personas conocidas.
También debemos controlar otras muestras de lenguaje no verbal que reflejan nuestra actitud en una conversación. Cruzar los brazos o no mirar a la cara cuando nos están hablando indica que estamos a la defensiva, y hablar alto puede considerarse una falta de respeto. Hay gestos que pueden provocar discusiones o peleas sin que se haya pronunciado una sola palabra.
Esos pequeños suspiros que no dicen nada pero demuestran hastío.
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