lunes, 28 de septiembre de 2015

¿Puede controlarse el tiempo atmosférico?

                La meteorología es la ciencia que tiene como objeto el estudio de los mecanismos que producen el tiempo atmosférico, hecho que se debe a cuatro factores principales, interactuantes entre sí: la atmósfera terrestre, ya que los fenómenos atmosféricos se producen en su totalidad en la troposfera, capa de la atmósfera de 7 km de espesor que se halla en contacto con el suelo; el Sol, que aporta toda la energía que interviene en los procesos atmosféricos; la forma de la superficie terrestre, que determina un reparto desigual de la energía solar, y, por último, los accidentes geográficos de la Tierra.
                Los amplios conocimientos de meteorología que se tienen actualmente, unidos a las nuevas tecnologías, permiten la predicción del tiempo con bastante certeza, pero las investigaciones en este campo vienen derivando desde hace unos años hacia la posibilidad no ya de predecir sino de controlar el tiempo. En este sentido, existen proyectos, más o menos próximos a la fantasía, tendentes a modificar el clima de algunas zonas, uno de cuyos ejemplos más pintorescos es la propuesta de ennegrecer con carbón el hielo del Ártico con el fin de reducir la pérdida de energía solar por radiación, lo que permitiría hacer más habitables las zonas desérticas del norte. Otro de estos proyectos consistiría en reducir la evaporación sobre grandes extensiones oceánicas “recubriéndolas” de una capa de productos químicos que la dificultara, lo que traería como consecuencia la reducción de las precipitaciones en algunas regiones húmedas y la moderación de las tormentas tropicales. No obstante, todos estos proyectos macro climáticos cuentan en la actualidad con problemas económicos y tecnológicos casi irresolubles, y no falta quien afirma que, de ponerse en práctica con resultados positivos, podrían producir como secuela cambios perjudiciales en otras zonas.
                Otros proyectos más modestos encaminados a alterar determinados fenómenos atmosféricos en zonas más reducidas vienen investigándose desde hace tiempo. Así, por ejemplo, desde 1948 se han efectuado experimentos en muchos países para poner en marcha los mecanismos naturales que producen las precipitaciones, introduciendo en las nubes dióxido de carbono sólido o gotas de agua, dependiendo del tipo. Sin embargo, no se han conseguido resultados positivos significativos estadísticamente.

                En realidad, puede decirse que los únicos éxitos que se han logrado en cuanto a modificaciones atmosféricas han sido los relacionados con el microclima, puesto  que los procesos atmosféricos que se realizan a nivel del suelo son muy sensibles a los cambios introducidos por el hombre, consciente o inconscientemente. En este sentido, cabe mencionar los trabajos realizados en la sevillana Isla de la Cartuja, sede de la Exposición Universal de 1992, con el fin de lograr un microclima menos extremado; así se ha conseguido reducir la temperatura de la zona en cuatro o cinco grados centígrados. En cualquier caso, resulta bastante peligroso jugar con las diferentes variables que intervienen en la modelación de un clima, pues se puede llegar a resultados secundarios imprevisibles y negativos. 

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