domingo, 16 de febrero de 2014

El Conde Lucanor

 La Edad Media y El Conde Lucanor

       El Conde Lucanor es una obra que reúne cincuenta y un cuentos sobre temas muy diversos, escritos todos ellos con la doble intención de enseñar y de entretener.
       Los cuentos no aparecen sueltos, sino que se van engarzando en una historia que se mantiene a lo largo del libro: la historia del conde Lucanor y su ayo y consejero Patronio.

 La historia

       El conde Lucanor es un noble, un personaje rico y poderoso que ante cualquier duda que se le plantea acude a pedir consejo a su ayo, el prudente y sabio Patronio.
     Patronio es un verdadero maestro que siempre sabe responder acertadamente a las preguntas de su pupilo. Y lo hace contándole un cuento relacionado con la pregunta hecha, del cual se deriva una enseñanza.     Ese cuento le sirve al conde como ejemplo de lo que se debe hacer. Y para que los demás se aprovechen también de los consejos de Patronio, el conde ordena que se incluya el cuento en el libro junto con una moraleja que condensa la enseñanza que de él se desprende.

 Los cuentos o “ejemplos”

       Los cuentos del Conde Lucanor son muy variados: unos proceden de colecciones de cuentos que circulaban entre los árabes, otros están basados en la propia experiencia del autor; hay también leyendas, tradiciones, fábulas…
       Entre los cuentos recogidos hay algunos tan famosos como el cuento de la zorra y el cuervo, en el que éste se deja engañar por las adulaciones de la raposa y pierde por necio el queso que tenía en el pico; o el cuento de doña Truhana, en el que una mujer que va al mercado a vender una jarra de miel sueña en cómo progresará gracias al dinero de esa venta, hasta que la risa hace que se le caiga la jarra al suelo y con ella se rompen todos los sueños.
       Por las páginas de estos cuentos desfilan los personajes típicos de la época en la que fueron escritos: musulmanes y cristianos; reyes y nobles; labradores y mercaderes; frailes… En otros cuentos los protagonistas son animales que poseen virtudes o vicios humanos. La detallada pintura de todos estos personajes nos ayuda a conocer la sociedad y las costumbres de aquella época.

 El autor: don Juan Manuel

       El Conde Lucanor fue escrito por el infante don Juan Manuel. Don Juan Manuel nació en Escalonada (Toledo) en el año 1282 y murió en Córdoba el año 1348. Era sobrino del rey de Castilla Alfonso X el Sabio. Desempeño importantes cargos políticos y participó en las luchas de su tiempo, combatiendo unas veces contra los musulmanes y otras veces contra los cristianos, según sus intereses personales.
       A pesar de esa intensa actividad política y bélica, don Juan Manuel concedía gran importancia
a la labor del escrito.
       Don Juan Manuel escribió diversas obras, como el Libro de la caza y el Libro del
caballero y el escudero. Pero la obra que le ha dado fama es el Conde Lucanor.

 Vocabulario:

- Ayo: Persona encargada en las casas principales de custodiar niños o jóvenes y de
cuidar su crianza y educación.
- Pupilo: Huérfano menor de edad, respecto de su tutor.
- Moraleja: Lección o enseñanza que se deduce de un cuento, fábula, ejemplo,
anécdota, etc.
- Leyenda: Relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de
históricos o verdaderos.
- Fábula: Breve relato ficticio, en prosa o verso, con intención didáctica frecuentemente
manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir personajes, animales
y otros seres animados o inanimados.
- Adular: Hacer o decir con intención, a veces inmoderadamente, lo que se cree que
puede agradar a otro.
- Mercader: Persona que trata o comercia con géneros vendibles.
- Virtud: Actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus efectos.
- Infante: Pariente del rey que por gracia real obtiene el título de infante o infanta.
- Bélica: Perteneciente a la guerra.

 Versión propia y actual de lo que sería un cuento de la obra el Conde Lucanor:

- DE LO QUE ACONTECIÓ A UN HOMBRE QUE CONDUCÍA BORRACHO

       Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio, su consejero y le dijo:

- Patronio, algunos hombres de alta condición, a veces van a cazar a tierras prohibidas,
es decir, a tierras donde se encuentran animales sueltos, en libertad y no está
permitido ni entran, ni cazar en ese terreno, y resulta que estos hombres me han
invitado a ir con ellos a cazar, que como todos nosotros somos de una clase social alta
y tenemos importantes cargos públicos si nos pillan no nos denunciarán. Yo sé que está
prohibido, pero por lo que me cuentan estos amigos, yo creo que no pasará nada por
saltarme las nomas.

- Señor conde Lucanor – dijo Patronio- lo que me contáis se parece a lo que sucedió con
un hombre que conducía borracho.

El conde le rogó que le dijese cómo era aquello.

- Señor conde –dijo Patronio- había una vez una fiesta a la que acudirían muchos
jóvenes. Algunos fueron andando porque les cogía cerca, otros utilizaron los
transportes públicos, otros cogieron el coche… Un chico invitado a la fiesta no sabía
qué hacer, si bebía no podía conducir, pero no tenía a nadie que le llevara y ya no
pasaban más autobuses. Su madre le aconsejó que cogiera el coche, que intentara no
beber y que si lo hacía que no volviera a casa conduciendo, que la llamara a ella e iría a recogerlo. El joven no siguió el consejo de su madre.
Durante la fiesta el chico estuvo bebiendo, haciendo oídos sordos cuando sus amigos le decían que no bebiera más. Cuando terminó la fiesta el chico cogió su coche y se fue de camino a casa, a los efectos del alcohol se unió el sueño y por mitad del trayecto se quedó dormido y se fue con su coche terraplén abajo, lo que sucedió después ya puede usted imaginárselo.
Vos señor, quiere ir de caza, pero piense que si no está permitido es por algo, igual que está prohibido conducir borracho, las leyes no se hacen para saltárselas.

El conde tuvo por buen consejo éste e hízolo así y encontrose con ello bien.
Entendiendo don Juan que este ejemplo era bueno, lo mandó poner en este libro e hízolo así:

Si te saltas una ley que debes cumplir,
a veces graves consecuencias puedes sufrir.

Leticia Durán.

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